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Hacer lo que se ama vs amar lo que se hace.

Actualizado: 26 may 2020

A simple vista, el título de este artículo pareciera tratarse de un cliché, pero si se sondea más profundamente en el sentido de cada expresión, puede empezar a divisarse una línea cada vez más clara que separan ambos conceptos en dos mitades de un mismo mundo, "la felicidad detrás de lo que hacemos".


Hacer lo que se ama. ¿A quién no le gusta hacer lo que ama? Esto es lo ideal para muchos que sueñan con ganar dinero haciendo lo que les apasiona. La pregunta es: ¿Hasta qué punto se puede pensar en la felicidad que podría traer el hecho de hacer lo que se ama, dedicando todos los recursos y esfuerzos a un proyecto que promete viabilidad económica?.


Se suele escuchar a muchas personas quejándose de su empleo, del jefe, de los compañeros, de la empresa, etc., sin embargo, más que perder la seguridad de su zona de confort, es el temor al fracaso lo que no les permite ver otras opciones considerables para dejar de soportar lo que no le agrada y dedicarse a hacer lo que ama.


Contrariamente, en otros casos se ha visto gente soltar la dependencia económica de un

empleador para hacer lo que ama, que en algunos casos, inteligente o fortuitamente ha sido un gran acierto, así los vemos hoy dando conferencias magistrales sobre cómo logró hacerse con la fórmula que equilibra hacer lo que ama con el éxito económico.


Pero también hubo otros en los que por puro amor al arte, de forma impulsiva, y llevados por un arrebato emocional, acompañado de una falta de visión y/o planificación, o simplemente decisiones tomadas en un mal momento, terminaron estrellando a un excelente trabajador dependiente, convirtiéndolo en un emprendedor frustrado y endeudado.


Tal vez, hoy usted se encuentre en una posición poco agradable o cómoda en su trabajo, en su propia empresa, en su emprendimiento o lo que sea que le genere ingresos que le sirvan de sustento, es decir, el medio con el cual se gana la vida. O puede que le esté yendo bien económicamente incluso, pero no está verdaderamente a gusto, como que algo le falta.


Acá es donde surge una pregunta: ¿por qué si hago lo que amo, no me siento pleno/a?

Miremos ahora la otra cara de la moneda, amar lo que se hace. Distingamos bien las cosas, hablar de "hacer lo que se ama", es hablar sólo de sí mismo, lo que a mí me gusta hacer, lo que yo quiero hacer, lo que yo creo que sirve, lo que yo pienso que es correcto. Y por supuesto, así se empieza.


Pero hablar de "amar lo que se hace", implica UN PROPÓSITO y UN SERVICIO diferenciados del YO. Donde propósito se entiende como un objetivo noble, carente de ego, y servicio se refiere al acto amoroso de dar todo lo mejor de sí mismo.


Para ser feliz en lo que sea que uno se dedique, le guste o no esa actividad, lo primordial es encontrar la forma en que se pueda ser útil desde esa posición, con el propósito de servir a los demás, entregando la mejor versión del ser. Esto es amar lo que se hace.


Amar y hacer son verbos ciertamente, pero la diferencia estriba en que hacer, ejecuta una

acción y amar expresa un sentimiento. Para ejecutar una acción basta una orden, para

expresar un sentimiento debe ejercerse la voluntad.


Entonces, no siempre podremos hacer lo que amamos, pero sí podemos aprender a amar lo

que hacemos, esto indiscutiblemente enriquecerá nuestra experiencia, aportándonos más que felicidad, alternativas inimaginables que podrían depararnos destinos que en otro momento nos parecían imposibles.


Lo cierto es que la magia se encuentra en dar lo mejor de uno mismo, en cualquier

circunstancia, en cualquier momento, no importa para quien, qué o por cuanto tiempo. La actitud con que se hacen las cosas es lo que paga con creces, es decir, no es lo que haga o a qué se dedique lo que determina la felicidad, sino el para qué y el cómo lo hace.


Laura Torres

Coach Ontológica & Especialista en RRHH


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