Liderazgo Positivo en Tiempos de Crisis.
Kim Cameron, experto mundial en Organizaciones Saludables y Positivas, define el liderazgo positivo como “las prácticas positivas en las organizaciones que producen cambios deseables en la eficacia organizativa”. Podríamos decir que un líder positivo será aquel que promueva acciones que propicien un buen clima laboral el cual a su vez, reflejará en la eficiencia y eficacia de cada colaborador en pro de los objetivos. Aspectos como “La Motivación”, entendida como un estado interno que orienta y mantiene la conducta de la persona hacia metas determinadas, es un elemento primordial a la hora de sostener situaciones difíciles, por tanto, los líderes deberán desarrollar su capacidad para generarla. La figura de este estilo de liderazgo será muy importante en las Empresas muy especialmente en tiempos de crisis y cambios que generan incertidumbre. Solo por ejemplificar, podríamos mencionar la Pandemia por el COVID 19, la cual afecta a un sinnúmero de organizaciones a nivel mundial, pero de acuerdo al contexto de cada Empresa podría ser cualquier otro tipo de crisis que afecta de alguna manera la consecución de los objetivos propuestos. Lógicamente, al encontrarse ante este tipo de escenario, las Empresas se verán obligadas a reinventarse y buscar nuevas estrategias para evitar un posible colapso, no obstante, quizás no siempre resulten efectivas o no sean encausadas de manera adecuada y los ánimos a nivel general podrían verse afectados deteriorando el clima laboral. Es allí cuando el Liderazgo Positivo debe adquirir protagonismo como un mecanismo para sobrellevar y contener situaciones difíciles. Para profundizar, algunas de las características principales de un Líder Positivo son, por ejemplo, la empatía, la escucha activa, la accesibilidad, la responsabilidad, la coherencia, el servicio y la preocupación por el bienestar de sus colaboradores. Estas actitudes positivas influirán directamente en el equipo de trabajo produciendo un efecto motivador. Los altos mandos que mantienen este tipo de liderazgo suelen obtener mejores resultados y logran un mayor nivel de compromiso, lealtad y sentido de pertenencia por parte de sus colaboradores, ya que pueden llegar a ser muy admirados por su carisma y de esa forma es más fácil que las personas lo sigan, se sientan inspirados a imitar sus actitudes y se esfuercen al máximo mejorando continuamente para alcanzar las metas y los objetivos establecidos. Las personas, en su gran mayoría, esperan por parte de sus líderes, actitudes positivas, expresiones de agradecimiento, reconocimiento por el trabajo bien hecho, así como también apertura y posibilidad de exponer sus ideas, más aún en tiempos de crisis, donde quizás impulsar la creatividad para la resolución de problemas podría ser un factor muy importante para el éxito. Todas estas actitudes hacen referencia a lo que hoy en día conocemos como “Salario Emocional”, aquella compensación no monetaria que hace que las personas se sientan importantes, valoradas y partes de un todo. Al no fomentarse este tipo de acciones correríamos el riesgo de tener colaboradores que exterioricen actitudes negativas, poco entusiasmo, escasa predisposición, falta de compromiso, etc., cosas que poco a poco se irán extendiendo y acentuando en el entorno de trabajo ya que es sabido que la insatisfacción y desmotivación de un colaborador serán obstáculos para su productividad y competitividad. Para lograr un equilibrio entre el Rol (Director, Gerente, Jefe) y el comportamiento para con los subalternos, los líderes deberán trabajar en sí mismos un aspecto muy importante, la Inteligencia Emocional, definido por Goleman como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarlos y de manejar adecuadamente las relaciones”. El desarrollo de esta capacidad permitirá que ante una situación de crisis que interfiera con el logro de los objetivos, el líder pueda ser capaz de regular de forma apropiada sus emociones y gestionarlas satisfactoriamente a fin de lograr resultados positivos. Dicho todo esto podemos mencionar la tan conocida frase “Después de la tormenta siempre llega la calma”… esta frase en su esencia nos deja un pensamiento de perseverancia y resiliencia, esa capacidad de sobreponerse, sobrevivir y fortalecerse ante las dificultades. Los líderes de las organizaciones representan una de las piezas claves para alcanzar el éxito en este desafío. La toma de decisiones adecuadas y actitudes positivas podrían evitar daños irreparables en la estructura y en las personas, después de todo y como diría el gran Albert Einstein “En medio de la dificultad reside la oportunidad”. Lic. Cinthia Villalba
Psicóloga Laboral, Responsable de Bienestar Laboral en Laboratorios Catedral.